Finlandia – Johanna, 1982
Es el cuarto álbum en la carrera de Tuomari Nurmio, y en él todo parece cerebralmente calculado: cada detalle tiene su razón de ser y termina resultando imprescindible en el conjunto global de Punainen Planeetta. Y qué decir de la canción que da título al álbum… Una verdadera joya de art-rock, satinado con guitarras híbridas que en apenas dos minutos y medio logran cautivar a cualquiera: es evidente que tanto en esta canción como en todo lo que le siguió se ha invertido muchísimo trabajo y pensamiento. Con las letras, Nurmio siempre estuvo a la cabeza de la liga, pero en este álbum se luce además la música, una aventurada mezcla de sabor caribeño, influencias art-rock, ambiciones beatle y algo de percusiones africanas y vibraciones gospel. Un gran ejemplo de cómo el trabajo duro puede transformarse en magia.
Este texto es parte del informe 120 discos nórdicos indispensables.