La rica historia del diseño noruego es probablemente menos conocida que la de sus vecinos nórdicos, pero el interés internacional en el mueble y diseño de interiores de sello noruego nunca ha sido mayor que ahora. Inspirado en la naturaleza, la sostenibilidad y la idea de colaboración, los diseñadores noruegos ofrecen un enfoque renovador en la escena internacional del diseño.
El diseño noruego puede describirse como puro, minimalista, funcional y amante de los materiales naturales. Las noches oscuras y los largos inviernos bajo techo han hecho de los diseñadores noruegos unos especialistas en la iluminación eficaz, los productos de interior y el mobiliario de alta calidad.
Los diseñadores locales se inspiran en los bosques, fiordos y montañas, pero siguen teniendo un toque internacional. La globalización ha acercado a Noruega a la escena global del diseño, y aunque el mercado local es relativamente pequeño, muchos jóvenes diseñadores colaboran con productores internacionales.
Mientras sus vecinos escandinavos cuentan con leyendas tan populares como Arne Jacobsen o Alvar Aalto, los iconos del diseño noruego son menos conocidos. Para las nuevas generaciones, este hecho puede incluso ser una ventaja, ya que les da la libertad de innovar y pueden rehuir las expectativas cimentadas en un diseño heredado; así pueden desarrollar su propio estilo, una interpretación moderna del legado tradicional noruego.
De Møre a Milán
El mobiliario noruego y la industria de interiorismo tienen una larga historia que comenzó a principios del Siglo XX, en la región de Sunnmøre, en la costa oeste de Noruega, al sur de la provincia de Møre og Romsdal. Dado el fácil acceso a materia prima natural, la fortaleza de la tradición artesana y la disponibilidad de trabajadores, la industria del mueble comenzó como un asunto familiar, en granjas, pero pronto hubo alrededor de cien fabricantes en la zona. En la década de los 30 del siglo pasado, la economía noruega estaba en una situación crítica, necesitada de una revitalización urgente, y el sector del mueble se profesionalizó y fortaleció notablemente.
Las colaboraciones entre diseñadores emergentes y arquitectos interioristas, combinada con unas técnicas productivas innovadoras, llevaron a esta industria a cotas más elevadas en los 50 y los 60, y el diseño noruego se granjeó un reconocimiento internacional como parte del movimiento de diseño escandinavo, caracterizado por la simplicidad, el minimalismo, la funcionalidad y la accesibilidad en el precio.
1: Lámpara Dokka / 2: Silla Scandia Junior / 3: Silla Planet / 4: Silla Siesta
El colgante Dokka, diseñado en 1954 por Birger Dahl, fue la primera lámpara noruega merecedora de una medalla de oro en la prestigiosa Trienal de Milán, y sillas de renombre internacional como las Scandia Junior, de Hans Brattrud; la Planet, de Sven Ivar Dysthe, o la Siesta, de Ingmar Relling abrieron el camino a las exportaciones noruegas; de hecho, se siguen fabricando a día de hoy.
En la actualidad, solo algunas de las fábricas de muebles pioneras de Sunnmøre siguen activas; eso sí, las que sobrevivieron a la competencia internacional siguen trabajando a buen ritmo. La más conocida –y la más grande de Noruega– es Ekornes, que fabrica mil quinientas sillas reclinables Stressless cada día, muchas de las cuales se exportan. También es relevante el éxito de Fora Form, cuya historia está marcada por la City Chair de Øivind Iversen. Fora Form es actualmente un líder escandinavo en el suministro de mobiliario y colabora con varios de los diseñadores noruegos más importantes.
Durable, funcional y ergonómico
El mueble más famoso de Noruega, un éxito comercial con cien millones de unidades vendidas en todo el mundo, es la silla infantil Tripp Trapp diseñada por Peter Opsvik en 1972 y que Stokke sigue fabricando en la actualidad. Con su diseño atemporal y ergonómico, asiento ajustable y materiales resistentes, está hecha para crecer junto al niño y pasar a las siguientes generaciones; de hecho, es la silla en la que la mayoría de los noruegos ha crecido.
Silla Tripp Trapp / Silla Håg Capisco
Peter Opsvik es igualmente uno de los muchos diseñadores estelares que ha mantenido una larga colaboración con Håg, fabricante noruego que ha hecho sillas en la vieja ciudad minera de Røros durante más de sesenta años. Después de reinventarse con sillas ergonómicas de oficina a mediados de los 70, Opsvik redefinió los asientos de oficina con la Håg Capisco (inspirada en una silla de montar) en 1984.
La forma de esta silla favorece el movimiento y ofrece distintas alternativas de asiento, además de beneficiar la circulación sanguínea y el desarrollo de energía corporal. Además, fue la primera silla de oficina reconocida como ecológica, y Håg –que ahora pertenece al grupo Flokk– se ha comprometido desde aquel reconocimiento en la reducción del consumo de energía, la minimización de los residuos, el uso de materiales reciclados y evitar productos químicos nocivos.
Redefiniendo el diseño noruego
En 1999, un grupo de cinco jóvenes diseñadores noruegos, que se hicieron llamar Norway Says, en el empeño por renovar la idea del diseño tradicional noruego y escandinavo, llamaron la atención internacional en la Feria del Mueble de Milán –la más importante del mundo del sector–, presentando la primera contribución noruega en cuarenta años.
Con un enfoque moderno, juguetón y minimalista, Norway Says diseñó varios productos, desde muebles para la firma noruega Hjelle a cubertería y productos de cocina para la empresa danesa Muuto. Tras diez años de éxitos, los miembros fundadores se separaron, pero todavía gozan de éxito internacional como Anderssen & Voll o Andreas Engesvik. Norway Says fue una inspiración y abrió puertas a la siguiente generación de diseñadores noruegos, a menudo en forma de apoyo directo, colaboraciones o residencias formativas para dar un impulso a sus carreras.
1: Lámpara Amisol, de Daniel Rybakken / 2: Lámpara Luceplan / 3: Sofa Duo, de Norway Says para Hjelle
Otro joven diseñador que juega con los límites del diseño es Daniel Rybakken, cuyo trabajo incluye la experimentación con la luz del día, amén de la creación de ilusiones con la misma. Entre otros clientes, Rybakken surte de lámparas a la firma italiana Luceplan y ha ganado varios premios internacionales de prestigio, incluyendo el Compasso D’Oro.
La firma Norther también ha hecho una importante contribución a la tarea de revitalizar el diseño noruego, con el rescate de lámparas icónicas como la colgante Dokka, y ha servido de trampolín para jóvenes diseñadores. Actualmente, la compañía también fabrica muebles y accesorios, y sus productos se pueden encontrar en todo el mundo.
Cambiando el mundo con los muebles
Existen otros fabricantes que también son responsables de la sólida reputación actual del diseño noruego, entre los que destaca especialmente Vestre. Esta fábrica familiar de mobiliario duradero para espacios públicos al aire libre lleva setenta años creando puntos de encuentro por toda Noruega, y hace poco proveyeron de mobiliario a la mismísima Times Square neoyorquina, rediseñada por Snøhetta.
Tumbona Bloc, de Atle Tveit y Lars Tornøe para Vestre / Mobiliario Pop, de Kristine Five Melvær para Vestre
La compañía cree en productos duraderos de gran calidad, y toda la producción se reparte entre Suecia y Noruega usando energía renovable, materiales escandinavos y un uso mínimo de recursos energéticos; de hecho, utilizan camiones eléctricos de reparto. Vestre colabora con líderes del diseño escandinavo, como los noruegos Kristine Five Melvær, Atle Tveit y Lars Tornøe, por nombrar solo algunos. Además, la filosofía de Vestre dice que el buen diseño debe ser democrático y llevarse a los espacios públicos para el disfrute general.
Colaborando por un futuro sostenible
País inmenso en cuanto a terreno pero con una industria menor en tamaño que la de sus competidores, Noruega ve cómo su escena del mobiliario y el diseño de interiores se fortalece gracias a las colaboraciones. Así, se han puesto a andar varias iniciativas en los últimos años.
Con el impulso inicial de jóvenes diseñadores como Victora Günzler, Sara Polmar y Sverre Uhnger, Klubben nació en 2011 como una red que agrupaba a 31 diseñadores noruegos emergentes de muebles y complementos, entre los que estaban Hallgeir Homstvedt, Runa Klock, Hunting & Narud, Vera & Kyte, Stine Aas o Kristine Bjaadal. El objetivo común era promover el diseño noruego nacional e internacionalmente, e incrementar las colaboraciones entre los diseñadores y la industria, basándose en la idea de que trabajar juntos solo tiene ventajas.
Exhibiciones Klubben
En 2016, diseñadores y fabricantes de la industria del mueble, organizaciones de diseño e instituciones educativas unieron fuerzas para establecer una iniciativa de colaboración llamada Samarbeidsrådet for møbel og interiør (SMI). La meta es reforzar la industria del diseño y el mueble, y aumentar las exportaciones de los productos y soluciones sostenibles con ADN noruego.
Para exhibir el futuro del gremio, los diseñadores noruegos, los fabricantes e instituciones como el Design And Architecture Norway (DOGA), Klubben y Norwegian Crafts se unen cada año para la muestra Norwegian Presence en la Milano Design Week, una de las ferias más prestigiosas del gremio según la prensa especializada, y lo hacen con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega. La exhibición de 2019 recuerda el espíritu colaborativo noruego y el diseño encaminado a un futuro sostenible.
Noruega es un país caro y no puede competir en precios, pero compañías como Vestre o Håg han probado que la apuesta por la calidad, la sostenibilidad y el diseño también puede conducir a buenos negocios. Actualmente, con el interés por lo escandinavo en la cresta de la ola a nivel internacional, el diseño noruego es una fuerza colectiva sólida, con ambiciones globales.
Line Aandal Røijen reside en Oslo y está especializada en en la realización de artículos sobre diseño, desarrollo urbanístico y arquitectura. Anteriormente trabajó como asesora de comunicación y directora de proyectos para promover la cultura, el diseño y la innovación de Noruega para organizaciones como la Embajada de Noruega en Londres, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y, más recientemente, en DOGA (Design og arkitektur Norge).
Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Noruega?