Cuando trascendió la historia de Jón Gnarr, quien fuera alcalde de Reykjavík entre 2010 y 2014, muchos la compararon con las aspiraciones presidenciales del cómico italiano Beppe Grillo. No es el caso, aunque haya paralelismos: Gnarr sí ganó las elecciones… y gobernó con toda la seriedad exigible.
Que Islandia es un país donde pasan cosas insólitas es algo probado, independientemente del signo de tales acontecimientos. Sus conquistas sociales y el modo en el que consiguieron salir del reciente crack financiero ha despertado más admiración que condescendencia. La historia de Jón Gnarr es, sin duda, una de las más curiosas: un popular cómico funda un partido de nombre sonoro (el Mejor) que sirve de mascarón de proa al proyecto de burla hacia los tejemanejes políticos de su país: prometía, incluso, incumplir todas sus promesas electorales, que incluían dinosaurios en los parques públicos. La broma se convirtió en algo muy cierto cuando las encuestas empezaron a revelar un apoyo mayoritario del electorado en los comicios para la alcaldía de la capital, Reykjavík.
Jón Gnarr relata en este libro todo el proceso, sin escatimar detalles sobre sus propias dudas cuando la cosa se le fue literalmente de las manos. Y lo hace desde el mejor de los lugares: el del triunfo evocado a posteriori, sin autocensura, con todo el humor que lleva sobre y bajo la epidermis. Una lectura refrescante, que sienta de maravilla a la hora de imaginar un telediario distinto en la contemplación cotidiana de la propia tortura… perdón, campaña electoral.