Rock en Noruega

Hijos e hijas de la medianoche. La música pop en Noruega

Del black metal al EDM, Noruega tiene de todo. He aquí la historia del surgimiento de la escena musical del país nórdico, desde los primeros años 60 hasta la vibrante variedad de la actualidad.

Hacia 1960, la población de Noruega apenas alcanzaba los tres millones y medio de personas. Se había dado un baby boom desde el final de la II Guerra Mundial, con el récord de 70.000 noruegos nacidos a lo largo de 1946. Eso supone que con la llegada de los años 60 había una oleada adolescente reclamando su sitio en la sociedad y sus propias formas de entretenimiento. Como ocurrió en muchos otros países, Noruega había experimentado una breve locura rocanrolera a finales de los 50, que reemplazó al jazz como la mayor corriente musical del momento.

De repente había una apertura a nuevas formas de expresión, que se tradujeron en jovencísimos músicos agarrando baterías, bajos y guitarras. Estaban mayormente inspirados por el grupo británico The Shadows, y eran por tanto esfuerzos instrumentales en su mayoría. Surgieron (literalmente) cientos de bandas de aficionados en los primeros 60; algunas pudieron grabar discos y conseguir algo de popularidad local.

 

Las sombras de los 60

Algo más tarde, el fenómeno mundial que supusieron los Beatles fue un auténtico giro de los acontecimientos. Los grupos inspirados por The Shadows empezaron a añadir cantantes y armonías vocales, expandiendo así sus posibilidades musicales. A mediados de los 60, Noruega tenía una escena musical floreciente con The Pussycats, The Vanguards, The Beatnicks y The Cool Cats como las bandas más populares. La mayoría cantaban en inglés; otra prueba de la «invasión británica». Hay un montón de excelentes temas para que los coleccionistas disfruten, en el caso de estar interesados en escuchar un matiz norteño de R&B, beat extraño y pop contemporáneo.

A finales de los 60, Bob Dylan pasó a ser una gran influencia, allanando el camino a una nueva generación de cantautores. Cantantes folk como Finn Kalvik, Ole Paus y Lillebjørn Nilsen cantaban en noruego, y abordaban en sus letras el carácter cambiante de los tiempos. Además, la escena jazz volvió a lo grande, con nuevos talentos experimentales como Terje Rypdal, Jan Garbarek y Arild Andersen erigiéndose en bastiones del sello ECM.

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The Pussycats / The Vanguards / Lillebjørn Nilsen / Titanic

Algunas de las bandas de los 60 se las arreglaron para ma ntenerse en vigencia, adentrándose en territorios musicales más audaces. Noruega tuvo su cuota de rock progresivo, y algunas bandas locales impactaron fuera de sus fronteras. Titanic fue pionero en ese aspecto, con miembros de los mentados Beatnicks. Sus miembros se mudaron a Francia y consiguieron todo un éxito en Gran Bretaña: Sultana alcanzó el número 5 en las listas de éxitos británicas en octubre de 1971. Aunt Mary consiguió un impacto similar en Dinamarca, mientras que el grupo Ruphus –más orientado al jazz– se ganó una audiencia fiel en la entonces Alemania Occidental.

También es justo honrar a ciertos grupos que, por diversas razones, circunscribieron su impacto al circuito nacional: Prudence, Folque, Saft y Junipher Greene. Este último grupo editó el primer álbum doble de Noruega, Friendship, marcando un hito en la historia del rock progresivo escandinavo. Popol Vuh / Popol Ace también dejó su huella, y estuvo a punto de firmar un contrato con Frank Zappa. Su cantante era Jahn Teigen, que posteriormente se convertiría en todo un hombre espectáculo, además de ser el primero en no recibir un solo punto en el festival de Eurovisión.

Algunos artistas noruegos probaron suerte en tierras lejanas. Sven Libaek se mudó a Australia, y se ganó una sólida reputación como compositor de bandas sonoras. Eirik «El Vikingo» Wangberg se convirtió en un prestigioso ingeniero de sonido y se dedicó a producir en Estados Unidos, trabajando con estrellas como Paul McCartney, Diana Ross, The Beach Boys y Jimi Hendrix. Por su parte, Casino «Stein Groven» Steel se marchó a Londres, donde fundó el grupo protopunk The Hollywood Brats; más tarde fundaría el proyecto Holton & Steel, un dúo country que acabaría siendo el primer grupo noruego en vender más de 100.000 discos.

 

Puntos clave y diversidad

En los primeros 80, Noruega estaba experimentando cambios sustanciales. La economía basada en el petróleo vivía una eclosión, convirtiendo rápidamente a Noruega en uno de los países más ricos del mundo. Además, el monopolio estatal, que permitía únicamente una emisora oficial y un canal público de televisión, desapareció al fin. Estos factores dieron un impulso decisivo a la industria musical local e inspiraron a una nueva generación de músicos a probar suerte en el extranjero.

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A-ha / Stage Dolls

El ejemplo más claro de esta tendencia es el famosísimo trío A-ha, compuesto por Morten Harket, Paal Waktaar y Magne Furuholmen. Radicados en Londres, pronto obtuvieron el número uno en ambos lados del Atlántico, con exitazos como Take On Me o The Sun Always Shines On TV, vendiendo más de cuarenta millones de discos en todo el planeta. Bandas como TNT, Stage Dolls o One 2 Mary también disfrutaron de un notable éxito internacional.

De vuelta a Noruega, el punk local ha vivido un vaivén continuo, gestando varios grupos excelentes e innovadores en el trayecto. Kjøtt, The Aller Værste! y De Press dejaron huella en la escena creativa sin necesidad de sacar muchos discos. Algunos de los artistas más populares fueron Jahn Teigen, Åge Aleksandersen, Sissel Kyrkjebø y The Monroes, todos ellos muy populares en los 80. Mientras tanto, la escena jazzística continuó generando interés, con discos de excelentes voces femeninas: Karin Krog, Radka Toneff o Sidsel Endresen. Aquellos que quieran hallar música más vanguardista deben aventurarse en el mundo de Holy Toy.

 

Tengo una guitarra, y estoy dispuesto a viajar

Geográficamente, Noruega es un país complejo, todo un reto. Cubre 385.207 kilómetros cuadrados, sin contar los territorios del archipiélago Svalbard y la isla Jan Mayen. Esta superficie incluye la segunda línea costera más grande del mundo, lo que hace del turismo interno una experiencia abrumadora, sobre todo en tiempos de antaño. Quizá radica ahí parte del éxito de los festivales de música, que empezaron a florecer en los 90. Los festivales permiten disfrutar de talento nacional e internacional, a menudo en escenarios increíbles, con la magnífica visión del sol de medianoche en muchos puntos del norte.

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Bel Canto / Röyksopp

Para los años 70 y 80, Noruega tenía mucho talento disponible en casi cualquier género musical. Había bandas de baile, músicos de blues, de country, virtuosos del jazz, intérpretes clásicos, compositores contemporáneos, cantantes folk y de músicas tradicionales y una inmensa cantidad de propuestas en el pop y el rock. Aunque se echó de menos un impulso comercial del tipo ABBA en los 70, la esperanza creció con rapidez en la industria discográfica noruega. También fuimos cada vez más rápidos a la hora de asimilar lo que estaba ocurriendo en el mundo, y establecimos escenas musicales activas en casi todas nuestras ciudades importantes, con muy buenos clubes y salas de conciertos.

La música house y la electrónica impactaron rápidamente en la escena noruega, especialmente en las ciudades de Tromsø y Bergen. Bel Canto era un jovencísimo trío de Tromsø que obtuvo un contrato con un sello belga a finales de los 80. Geir Jenssen fue uno de los miembros fundadores, y posteriormente se labró una carrera propia con el proyecto experimental Biosphere. Este movimiento generó proyectos de pop bailable como Annie y el internacionalmente célebre Röyksopp, grupo que sacó su exitoso álbum Melody AM en 2001, con tres temas entre los Top 40 del Reino Unido. No hay que olvidar a Apoptygma Berzerk, que ganó prestigio con su poderoso y pegadizo sonido de sintetizadores.

 

El caos del metal

Hay que mirar hacia el rock duro y el metal para definir la escena musical más influyente de las surgidas en Noruega. Los poderosos riffs de blues fueron la columna vertebral de muchas de las bandas de rock progresivo en los 70. En los 80 prevaleció un estilo más melódico, algo que allanó el camino del éxito a bandas como Return, TNT y Stage Dolls. Un auténtico caos, no obstante, esperaba a la vuelta de la esquina, alterando la escena musical de Noruega a lo grande. Algo oscuro se avecinaba, encarnado en adolescentes alienados de la prosperidad instalada en Noruega.

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Darkthroe / Burzum

Hablamos del auténtico black metal noruego, por supuesto. La historia de esta escena es impactante en muchos sentidos, incluyendo asesinatos y la aniquilación de reliquias culturales. Cuando el humo de la hoguera desapareció y los medios de comunicación recuperaron el aliento, quedó también claro que era una escena muy creativa, que combinaba música extrema y arte visionario. Casi treinta años después es fácil apreciar la excelencia musical de algunos de aquellos grupos, que a menudo se inclinaban por lo experimental en el transcurso de sus carreras. Entre los pioneros destacan Mayhem, Darkthroe y Emperor, además de los célebres Burzum.

Noruega está orgullosa de sus ancestros vikingos, así que no es raro que muchos grupos busquen inspiración en aquella época. Entre los que sí lo hicieron destacan Enslaved, Borknagar, Einherjer y Windir. Otros se inclinaron por   un estilo más sinfónico, incluyendo a los exitosos Dimmu Borgir. Hay muchísima variedad musical, que a menudo se sale de pautas y calificativos previos. Satyricon está entre las bandas que han grabado con una orquesta clásica, actuando en la National Opera House. Grupos como Ulver son parte de un universo en continua expansión, en el que se difuminan las líneas entre música rock y arte.

 

Urbano y multicultural

Los primeros 90 saludaron la aparición de una escena hip hop en Noruega, con nombres como B.O.L.T. Warhead, Gatas Parlament y Tungtvann. Esta escena tenía un elevado porcentaje de intérpretes con raíces inmigrantes, algo que prueba el panorama multicultural de la Noruega actual. Entre los artistas más populares de la última década figuran Karpe Diem, Paperboys, OnklP, Lars Vaular y Madcon. Tommy Tee está considerado como el padrino del hip hop noruego; tiene su propio sello discográfico y un veterano programa de radio.

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Gatas Parlament / Karpe Diem

La mayor parte del negocio musical noruego ha estado siempre radicado en Oslo, la capital y la ciudad más populosa del país. Sin embargo, el talento musical proviene de todos sus rincones, y a veces sale de comunidades muy pequeñas. Muchos artistas populares están más que satisfechos de complacer a una audiencia local, con pocas ambiciones de internacionalización. A día de hoy, la población se acerca a 5.300.000 personas, lo que coloca a Noruega en el puesto veinticinco de Europa en este aspecto. Hay una minoría de etnia sami, y una comunidad indígena de entre 60.000 y 70.000 personas. La artista sami más reconocida es Mari Boine, mientras que las cantantes Marja Mortensen y Ella Marie Hætta Isaksen están entre los talentos más bisoños.

 

Éxito mundial

Del año 2000 en adelante hay unos cuantos artistas noruegos que han ganado reconocimiento a nivel internacional, en muy distintos países. En Estados Unidos, el dúo de r&b Nico & Vinz, el artista de electrónica bailable Kygo e Ylvis han accedido al top ten en Billboard. Ylvis es un cómico de altos vuelos, que tuvo un exitazo con The Fox (What Does The Fox Say?) en 2013. Otro portento de la electrónica de baile es Alan Walker; su canción Faded lleva más de 2.400 millones de vistas en Youtube.

Muy recientemente, artistas noruegos como Boy Pablo, Kygo, Cashmere Cat, Sigrid, Aurora, Lido, Matoma, Todd Terje, Lemaitre y Alan Walker actuaron en el prestigioso festival Coachella en California. A-ha, eso sí, todavía mantiene el récord de mayor número de asistentes a un concierto, con las 198.000 personas que lo vieron en el estadio brasileño de Maracaná en el Rock in Río.

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Aurora / Ane Brun

Entre los artistas noruegos que han conseguido entrar en el top ten del Reino Unido, más allá de A-ha y Titanic, aparecen Ane Brun, Lene Marlin, Madcon, Sigrid, Nico & Vinz, Alan Walker, Kygo y el ganador de Eurovisión Aleksander Rybak. Además de eso, varios noruegos han alcanzado un notable éxito como letristas y productores de otros; en ese grupo están Stargate (alias de Tor Erik Hermansen) y Mikkel Storleer Eriksen, un equipo de composición y producción que ha trabajado con gente como Michael Jackson, Britney Spears, Beyonce, Rihanna, Ne-Yo y muchos otros.

 

Hijos e hijas de la medianoche

Noruega está considerado el segundo país del mundo en cuanto a igualdad de género. Probablemente es parte de la razón de la gran cantidad de mujeres jóvenes y con talento que la escena local ha brindado últimamente. Tampoco es un fenómeno totalmente nuevo; las listas de éxitos noruegas estuvieron dominadas por mujeres en los 60, con artistas como Wenche Myhre, Kirsti Sparboe e Inger Lise Rypdal. Entre las artistas emergentes que disfrutamos hoy destacan Aurora, Sigrid, Dagny, Fieh y Astrid S, junto a talentos más consolidados como Susanna, Susanne Sundfør y Anja Garbarek. Sin olvidar a nombres como Sandra Kolstad, Hanne Kolstø, Kaja Gunnufsen y Therese Aune que se han presentado con éxito en el festival Días Nórdicos, en Madrid y América Latina, junto con sus colegas Moddi, Nils Bech y Thomas Dybdahl.

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Sigrid / Dagny / Midnight Choir / Madrugada

La escena rockera sigue floreciendo, con los directos como terreno abonado para superveteranos de la calidad de Motorpsycho, Midnight Choir y Madrugada. Todos ellos emergieron en los 90, la época dorada del rock en Escandinavia. Motorpyscho ha editado más de cuarenta discos, y todavía sigue explorando nuevos territorios. Colegas de los 90 como Serigmen y Turbonegro han protagonizado regresos ocasionales. Los grupos de rock más alabados en los 80 fueron Raga Rockers, DumDum Boys, deLillos y Jokke & Valentinerne; todos ellos cantaban en su lengua materna.

En cuanto a la escena del jazz, sigue viva y coleando. Artistas de los 90 como Bugge Wesseltoft y Nils Petter Molvær incorporaron elementos electrónicos a su música, produciendo a menudo fantásticas piezas instrumentales. Jaga Jazzist es una maravilla instrumental, compuesta por músicos virtuosos y juguetones. Entre las propuestas más vanguardistas aparece Supersilent, que ha editado catorce interesantes discos. Paal Nilsen-Love se ha hecho un nombre con Atomic, y está catalogado como uno de los baterías más versátiles e innovadores del jazz. Sellos como Rune Grammofon y Hubro ofrecen muchos discos interesantes; este último apuesta por mucho talento joven.

 

Razones para estar contentos

Las ventas de discos a nivel local alcanzaron su tope en 1997, con unas 13.700.000 unidades vendidas. A día de hoy, el formato físico está herido de muerte por los servicios de streaming, aunque ofrecen nuevas oportunidades a los intérpretes y letristas actuales. En los últimos años, los vinilos han experimentado un repunte, incluyendo reediciones de grandes obras del pasado. La escena musical está generosamente subvencionada por las instituciones gubernamentales, que financian parcialmente orquestas, festivales, organizaciones musicales, grabaciones y giras.

A día de hoy, nueve de cada diez noruegos escuchan servicios en streaming, como Spotify. Uno de cada cuatro, y constantemente si hablamos de los más jóvenes, usa Youtube cada día. El 62% de la población disfruta de música en directo al menos una vez al año, y un tercio de los noruegos asiste a algún festival cultural local. La exportación musical está exhibiendo un crecimiento estable y sólido, y en 2017 supuso aproximadamente unos 42.500.000 de dólares.

El Informe Mundial sobre la Felicidad situó recientemente a Noruega como el segundo país más feliz del mundo, basándose para ello en factores como la esperanza de vida, la asistencia social y la ausencia de corrupción. A pesar de ello, mucha música noruega tiene una expresión sombría, reflejo del frío ártico y los largos inviernos. No obstante, también hay muchos rayos de sol y una considerable alegría de vivir.

 


Arvid Skancke-Knutsen es periodista musical e historiador. Escribe sobre la escena musical internacional y de Noruega, y desde 1980 ha escrito varios libros, incluyendo trabajos sobre Leonard Cohen y Seigmen.


Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Noruega?