Con el flamante y maravilloso Plunge, la sueca Karin Dreijer Andersson –aka Fever Ray–, sigue dando motivos para considerarla uno de los estandartes del pop del Siglo XXI.
Qué: Disco (Rabid)
Hace sólo cuatro años que The Knife publicó Shaking The Habitual, uno de los trabajos más aventurados y visionarios de lo que llevamos de siglo. Semejante explosión de creatividad confirmó lo que ya nos temíamos: Karin Elisabeth Dreijer Andersson es una de las mentes más lúcidas y personales del actual mundo pop.
Dicha consideración ya había quedado expuesta en su primer trabajo como Fever Ray, ahora continuado ocho años después por medio de Plunge. Lo primero que llama la atención es que el tono ceremonioso de su anterior álbum ha sido extirpado de cuajo. Ahora las formas rítmicas han tomado velocidad, sin olvidar su esencia basada en una sensación invernal de electrónica tribal. A la ex The Knife le interesa golpearnos con los tendones del groove, las articulaciones de un esqueleto musical en constante mutación.
Del halo indígena que desprende Mustn’t Hurry a el exotismo oriental de tacto Blade Runner en la sublime A Part Of Us, el tratamiento visceral del deseo vuelve a planear como tema central de un conjunto de canciones que, para esta ocasión, también han tomado conciencia combativa ante la terrible polarización ideológica que nos asola en la actualidad.
El resultado final vuelve a estar a la altura de las capacidades de la sueca. O sea, un nuevo clásico contemporáneo que define una realidad mayor: son ella y otras mujeres como Julia Holter, Kate Tempest, Maria Mica Levi o Kaitlyn Aurelia Smith las que tienen que hacer que el pop pise tierra desconocida.