El clima noruego, los recursos naturales del país y el desenfadado estilo de vida tienen una influencia considerable en la industria textil y la moda, y actualmente inspiran un futuro sostenible.
Noruega se inició en la manufactura textil a nivel industrial a mediados del Siglo XIX, con la capital como el principal centro de producción; estaba impulsada por la artesanía tradicional, la disponibilidad de lana y el recurso hídrico que suponía el Akerselva, principal río de Oslo. Muy pronto hubo molinos y fábricas por casi todo el país, pero a mediados del Siglo XX muchos habían trasladado su producción al extranjero.
Algunas compañías decidieron quedarse para fabricar productos de alta calidad, lo que supuso además un gran impacto laboral a nivel local; desde entonces, dichos estándares derivaron en el surgimiento de las marcas más célebres de Noruega. Rauma viene produciendo su magnífico hilo de lana desde 1927, y Røros Tweed, que comenzó fabricando ropa de lana para clima de alta montaña, es ahora un líder en el mercado de las mantas de lana de alta gama.
1: Rauma / 2: Gudbrandsdalens Uldvarefabrik / 3: Røros Tweed / 4: Lillunn / 5: Helly Hansen
Por su parte, Gudbrandsdalens Uldvarefabrik ha provisto de excelente lana a las fábricas de muebles desde 1887 y sigue siendo una firma competitiva, apasionada a partes iguales por el diseño y el medio ambiente. Más recientemente, Lillunn, que durante más de sesenta años ha hecho ropa de lana de cordero noruego, se puso a las órdenes –con carta blanca para innovar–, de la joven diseñadora noruega Elisabeth Stray Pedersen, que combina tradiciones arcanas con diseño contemporáneo.
Los materiales cálidos y duraderos para todo tipo de clima han sido fundamentales en el desarrollo textil noruego y su diseño de moda. Por ejemplo, Helly Hansen, que desde 1877 ha surtido de ropa impermeable a pescadores y trabajadores en general, también ha incursionado en los mercados deportivos y de ropa de calle, combinando materiales novedosos con diseño moderno y elegante.
Diseñado por la vida
Norwegian Fashion Hub, un grupo de trabajo enfocado en promover y desarrollar la industria de la moda en Noruega, ha investigado mucho el sello distintivo del diseño noruego. En una sociedad construida sobre la base de la igualdad, la creatividad y la calidad deben ser accesibles a todo el mundo.
No obstante, quizá es más importante el hecho de que muchas ciudades están cerca de grandes paisajes campestres, y las distancias entre la vida personal y la laboral son cortas; por lo que la mayoría de los noruegos disfrutan de un estilo de vida variado y muy activo. Por eso, prefieren ropas que no solamente se vean y se sientan de maravilla, sino que también sean prácticas; es decir, que se puedan llevar a diario, sin que importe el clima o la ocasión, ya sea en el trabajo, en una cena o en una fiesta.
Norwegian Fashion Hub
Un vestuario de oficina típico, para hombres o mujeres, suele ser casual, y puede incluir vaqueros y zapatillas deportivas, para facilitar la recogida en bicicleta de los niños en la guardería al salir del trabajo. Por supuesto, hay gente que viste con más formalidad; se les puede ver llevando botas de agua de Swims sobre sus zapatos cuando llueve. No obstante, la mayoría de la moda contemporánea noruega está pensada para uso diario. Está diseñada para durar, y los materiales naturales (lana, algodón o seda) se mezclan con técnicas para crear ropas confortables y robustas, con un diseño sutil e intemporal.
Llevar la tradición noruega al extranjero
Esta aproximación tan «terrenal» a la idea de la creación fue, probablemente, la que inspiró a Per Spook, el primer diseñador noruego en tener su propia firma de moda en París a finales de los 70. Aunque trabajó para diseñadores legendarios como Christian Dior o Yves Saint-Laurent, Per dejó huella al incorporar patrones y técnicas tradicionales de Noruega a sus diseños.
Moods of Norway / Oleana
Él creía que las mujeres lucían mejor si se sentían confortables y libres, así que creó un estilo alejado de lo pretencioso, que debía ser tan elegante como moderno, y usó habitualmente colores fuertes y contrastes. También fue el primer diseñador en París que puso zapatos planos a las modelos, algo revolucionario en aquellos años y todo un reto para la concepción clásica de la elegancia femenina.
Desde entonces, muchos diseñadores y compañías textiles de Noruega han logrado un impacto internacional. Oleana diseña y manufactura ropa de punto en materiales sostenibles, con interpretaciones modernas de los patrones tradicionales, mientras que Moods of Norway lleva al extremo la simbología noruega con su característico logo del tractor y colores luminosos; incluso han bordado el número de registro de tractores noruegos en sus trajes y camisas.
1: Tom Wood / 2: Holzweiler / 3: Norwegian Rain / 4: Livid Jeans
Durante los últimos años, el interés en la moda noruega ha eclosionado, gracias a un fervor creciente en todo el mundo por lo relacionado con lo escandinavo, ya sea la política, el diseño o el modo de vida. Diseñadores como Tom Wood, Holzweiler, Norwegian Rain o Livid Jeans se las han arreglado para ganarse un lugar privilegiado en otros países, consolidando marcas sólidas que se basan en la calidad de los materiales, el diseño sutil y el estilo de vida nórdico.
Un futuro sostenible para la moda
Según el Norwegian Fashion Hub, la moda y la industria textil noruegas gozan actualmente de un volumen de ventas de alrededor de 6.000 millones de euros, y emplean a 41.000 personas. Desde 2016, la exportación de productos textiles, ropa y piel ha subido casi un 8%. El potencial es inmenso, pero la industria afronta retos muy complicados en todo el mundo.
Al ser el segundo agente de polución más relevante del mundo, la industria textil necesita una reestructuración y renovación radicales. La transición hacia una industria sostenible es, por tanto, una prioridad para Norwegian Fashion Hub. Como resultado de esta situación, están prosperando varios proyectos para desarrollar nuevas ideas, con la aportación de diseñadores y fabricantes locales.
Fjong / Colección digital de Carlings
Los consumidores cada vez se inclinan más por marcas responsables con el medio ambiente y la sociedad. En Noruega, la industria de la moda ha unido fuerzas (con la mediación de Norwegian Fashion Hub) para generar nuevas tecnologías y materiales más sostenibles. Así, a través de las compañías implicadas en el Oslo Textile Lab, dirige sus esfuerzos a ganar más control en la fase de desarrollo de su ciclo productivo.
Nuevos modelos de negocio y nuevas compañías surgen como reacción a la inmediatez y los grandes volúmenes de producción en la moda. Fjong, por ejemplo, está teniendo un éxito considerable alquilando ropa femenina, tanto nueva como usada. La creciente competencia del entorno digital también está experimentando con la fabricación a demanda en todo el mundo. Siguendo una tendencia internacional proclive a las firmas de diseño totalmente digitales, la marca noruega de ropa Carlings acaba de lanzar su primera colección digital, con nulo impacto medioambiental.
Traiga lo que traiga el futuro, el momento de aprovechar estas nuevas posibilidades es, sin duda, el actual. La industria noruega del textil y la moda trabaja sin desmayo en un futuro más sostenible sin dejar de valorar el conocimiento acumulado y las tradiciones.
Line Aandal Røijen reside en Oslo y está especializada en la realización de artículos sobre diseño, desarrollo urbanístico y arquitectura. Anteriormente trabajó como asesora de comunicación y directora de proyectos para promover la cultura, el diseño y la innovación de Noruega para organizaciones como la Embajada de Noruega en Londres, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega y, más recientemente, en DOGA (Design og arkitektur Norge).
Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Noruega?