Diseño danés
Dansk Design Center – Foto: DN Magazine

Diseño danés. A las grandes ligas

Un estatuto virtual del diseño danés podría resumirse en una única frase: «preocupación por el usuario». Bajo este lema, una nueva generación de profesionales, muchas empresas e incluso el Gobierno unieron fuerzas para concretar un sueño en común: convertir a Dinamarca en una verdadera potencia mundial en la materia. Lo que hay que saber, a continuación.

Si existiera la máquina del tiempo, sería interesante hacer viajar hasta nuestros días a los célebres diseñadores que, allá por los años 40 y 50, protagonizaron la Edad de Oro del diseño danés. Se encontrarían con una realidad inapelable, porque hoy, como nunca antes, en Dinamarca el concepto de diseño se expandió de una manera inédita, imposible de imaginar para aquellos referentes de las primeras generaciones. El desarrollo tuvo lugar a medida que el mundo fue cambiando, a través de las nuevas economías, las nuevas tecnologías, las nuevas demandas y las nuevas oportunidades. Pero también se debe a que Dinamarca siempre aspiró a ser una potencia en el tema, por más que en ocasiones las realidades coyunturales no hayan sido las más propicias.

Uno de los cambios más notables es que, en la actualidad, el diseño danés está lejos del concepto ambiguo y uniforme con el que se hizo famoso más de sesenta años atrás. En aquel momento, su caballo de batalla fue el diseño de mobiliario: sillas, mesas y accesorios para el hogar definitivamente originales y cómodos cosecharon prestigio internacional. Algunos de los nombres de aquella época, como Arne Jacobsen, Hans J. Wegner, Verter Panton, entre otros, consiguieron fama en la escena mundial gracias a sus esfuerzos por mantener en alto la bandera del diseño de su país, respetando a tabla rasa su regla máxima: más allá de la belleza o la complejidad del producto en cuestión, un diseño danés debe ser un buen instrumento para el consumidor. Siempre. Sin excepción.

«Más allá de la belleza o la complejidad del producto en cuestión, un diseño danés debe ser un buen instrumento para el consumidor. Siempre. Sin excepción»

Hoy, más de medio siglo después, la tarea de reconstrucción de esta doctrina parece estar tomando una forma renovada y, nuevamente, todo parece reducirse a dos finalidades: uso e implementación, tanto material como inmaterial. Claro que se han ampliado los sectores y el crecimiento actual es mucho más parejo, básicamente porque incluye más actividades: diseño industrial, moda, diseño gráfico, diseño de aplicaciones, etc. En este renacimiento deben incluirse otras palabras clave como humanismo, estética, igualdad y una actitud receptiva hacia las nuevas tecnologías. Entre los diseñadores más jóvenes también se impuso otro término, igualmente importante: internacionalización. En los últimos años, el diseño es utilizado como un medio para articular negocios, organizar actividades comerciales y artísticas, y para conectar gente.

Años atrás, el Dansk Design Center (que actúa como médium en la frontera entre diseño y negocio), hizo público el concepto sobre el que debería descansar toda actividad relacionada al diseño danés, con el fin de terminar de delinear una doctrina definitiva: «El diseño es el resultado del trabajo deliberado y creativo de una idea, un problema o el deseo de cambio. Ese resultado debe estar caracterizado por su valor agregado estético y creativo». Más claro, imposible.
Esta síntesis de carácter oficial ayuda a entender en qué piensa un danés cuando habla de diseño. Entre los dorados 40 y esta filosofía del nuevo siglo pasó de todo. Vamos por partes.

 

Diseño industrial
El temprano éxito del diseño de mobiliario danés provocó que muchas empresas nacionales se decidieran a contemplar el trabajo de los diseñadores con el fin de incluirlos en su producción. Así, apenas detonado el furor, el diseño industrial comenzó a jugar un rol significativo. Hoy no existe industria ni empresa grande que no tenga en cuenta que la cooperación con diseñadores industriales otorga una ventaja importante con respecto a sus competidores. Por su parte, las empresas medianas y pequeñas también siguen la tendencia: la mayoría comprobó que el diseño es esencial, tanto en el desarrollo de cualquier producto como en su comunicación gráfica; y ven al diseño como un factor decisivo en el desarrollo global de las marcas de sus empresas.

Otra nueva característica fundamental del diseño industrial danés es su amplio rango y su alcance. En los últimos años, asuntos de interés global como eficiencia de la energía, conciencia ecológica y funcionalidad se convirtieron en cuestiones clave, sobre todo en los «nuevos ramos» como la tecnología médica, un campo donde un número de jóvenes diseñadores y estudios de diseño (entre ellos Anders Smith, 3Part y Designit), se distinguieron con soluciones innovadoras, siempre con la mira puesta en el diálogo con el usuario. Otro campo beneficiado es la tecnología hi-fi, un punto alto en su potencial exportador. Sin embargo, el fuerte del diseño industrial danés sigue siendo, sin duda, el diseño de mobiliario. Por consumo, por tradición, por rentabilidad.

«Hoy no existe industria ni empresa grande que no tenga en cuenta que la cooperación con diseñadores industriales otorga una ventaja importante con respecto a sus competidores»

Es cierto que la actividad sufrió una marcada depresión hace unos años, cuando perdió su posición de liderazgo en los años 70 y los 80; el mundo había cambiado, y la competencia internacional fue tremenda. Pero todos coinciden en que en la actualidad está floreciendo nuevamente, y es posible identificar a una nueva ola de nombres nuevos ocupando ese lugar en la escena internacional. Algunos utilizan un idioma informal con formas esculturales, como sucede con Chrstian Flindt, que pertenece claramente a la vanguardia del nuevo diseño; también están Mathias Bengtsson, que experimenta con nuevas tecnologías y materiales; o Louise Campbell, una de las más refinadas innovadoras del género.

Entre los que se muestran más asentados en las raíces del diseño danés tradicional destacan Kasper Salto, quien parece predestinado a convertirse en un clásico del futuro; Cecilie Manz, que desafía constantemente los conceptos establecidos; y Søren Ulrik Petersen, quien combina humor y originalidad con un trabajo práctico y funcional. Con sus ideas, cada uno de ellos aporta una energía renovada al mítico diseño de mobiliario. Posiblemente, este crecimiento no hubiera sido lo mismo sin el fuerte apoyo de la nueva generación de fabricantes nacionales, es decir la industria en sí misma, quienes creen en las generaciones jóvenes y parecen dispuestos a correr determinados riesgos mientras introducen a los nuevos diseñadores en el mercado.

 

Diseño gráfico
Históricamente, el diseño gráfico danés se caracterizó por poseer grandes estudios, cuyo núcleo principal eran las estrategias, la identidad corporativa y el desarrollo de marca. Pese a esta tradición, el nuevo siglo vio nacer a una serie de pequeños estudios, que a menudo sólo cuentan con uno o dos diseñadores, pero que trabajan en equipo con otros estudios similares. Como sucedió en todo el mundo, esta tendencia creció con la introducción de los formatos digitales, sobre todo de Internet. Hoy muchos estudios pequeños se especializan en diseño Web, videojuegos y animación, mientras que los estudios más grandes se dedican más a las estrategias y la comunicación. El packaging también se volvió una parte importante tanto de la producción industrial como de las estrategias de marketing; un buen número de estudios se especializan en este campo, que es el clásico paso intermedio entre el diseño gráfico y el industrial.

 

Innovación
Puestos a responder, si hay algo en lo que todos coinciden es en que la innovación debe ser la fuerza motriz en el desarrollo y el crecimiento, tanto en la industria como en el diálogo con el público. La mayoría de las empresas están de acuerdo en la necesidad absoluta de darle una continuidad a las inversiones en la innovación. Al mismo tiempo, un exhaustivo estudio de las necesidades del usuario y la habilidad de predecir e influenciar las tendencias del mercado siempre es tan importante como el desarrollo de las tecnologías. Pero una falta de entendimiento entre aquello que es o debería ser la innovación y en cómo debe conducirse podría ser un obstáculo, especialmente en las compañías pequeñas o medianas con miras al crecimiento.

En un estado ideal, la innovación debe combinar creatividad con practicidad; debe ser fuente de nuevas ideas, nuevos servicios, nuevos productos o nuevos negocios. En este sentido, muchas empresas están permitiendo que los diseñadores se involucren desde la fase inicial de un proyecto hasta su desarrollo e implementación. De este modo, sus opiniones tienen un peso considerable en las decisiones finales.

«En un estado ideal, la innovación debe combinar creatividad con practicidad; debe ser fuente de nuevas ideas, nuevos servicios, nuevos productos o nuevos negocios. En este sentido, muchas empresas están permitiendo que los diseñadores se involucren desde la fase inicial de un proyecto hasta su desarrollo e implementación»

Esta participación activa es un gran desafío para los profesionales: generalmente, el concepto de innovación entra en juego cuando los clientes de las empresas no saben exactamente de qué manera formular sus deseos o aquello que están buscando. La creatividad y la intuición de los diseñadores son ventajas muy importantes en estas situaciones. En esos escenarios tan conocidos por los diseñadores, el desempeño innovador abre las puertas a nuevas áreas en las que el diseño puede integrarse en los procesos productivos, para finalmente reflejarse en la facturación.

El gobierno danés hizo un esfuerzo especial para enfatizar la importancia de la innovación y promover la cooperación entre negocio, educación y servicio técnico. Al reconocer que conceptos actuales como el «diseño de servicio» (que incluye a los usuarios) y el diseño interactivo reclaman capacidades nuevas y suplementarias, un buen número de estudios hoy emplean a gente con credenciales en materias como economía, sociología, ciencias políticas y antropología. Algunos ya están bien posicionados en el mercado internacional, y utilizan métodos recién adquiridos para aconsejar a sus clientes tanto en diseño como en innovación.

 

Moda
La nueva generación de diseñadores de moda daneses acumuló en pocos años un prestigio que potencia su desarrollo. Como había sucedido en el pasado con el mobiliario, el diseño de moda está atravesando un quiebre que tiene como meta lograr respeto internacional. Para conseguirlo, la tendencia de los últimos años fue establecer la interacción entre las marcas más jóvenes, las de nicho, y las más grandes.

Las empresas consideran que esta diversidad es una característica muy importante en la industria actual, y los hechos lo confirman: las colaboraciones son las que atrajeron las miradas del mercado internacional. Como es sabido, el negocio de la moda posee una combinación única de habilidades creativas y comerciales. Tanto los diseñadores como las marcas reconocen que la moda es más que simplemente hacer ropa: también se trata de estrategias comerciales, desarrollo de producto, eventos, campañas y comunicación visual.

En Dinamarca, la combinación entre creatividad y estrategia comercial posicionó a la moda en el mercado internacional: ya es la quinta actividad comercial en importancia a nivel nacional. Su éxito actual atrajo el interés de la política, y con él la resolución de promover a la moda danesa como un actor de importancia en las grandes ligas de la industria mundial.

 

Política del diseño danés
A fines de los 90, el gobierno danés fue uno de los primeros en el mundo en definir su política actual en relación al diseño, un dato que llamó la atención a nivel internacional. Esta iniciativa fue seguida en 2007 con el lanzamiento de DesigDenmark, un estatuto firmado por el Ministerio de Economía y Asuntos Comerciales. Allí se define la nueva política vinculada al diseño: tomarlo como parte de la política comercial e industrial del país.

Se creó el Comité Especial de Diseño, compuesto por líderes y referentes de la profesión, con el objetivo de reunir opiniones. Las recomendaciones incluyen el hecho de reforzar el uso del diseño en la industria, y afianzar el vínculo entre los profesionales y aquellos que desean serlo en el futuro, para que la educación contenga desde el principio la nueva orientación hacia los negocios internacionales.

En el estatuto también se destaca que es importante profundizar el control de copyright, para que el trabajo de los profesionales cuente con la mayor protección legal posible. El objetivo final, está claro, es convertir a Dinamarca en una potencial «nación de diseño», según la definición oficial.
La apuesta, está claro, es fuerte. Y apuesta por el futuro. Aunque los resultados, como suele suceder cuando todos tiran para el mismo lado, repercuten en el presente. Como debe ser.

 


La información para la realización de esta nota fue cedida por Dansk Design Center.


Este texto es parte del informe ¿Qué pasa en Dinamarca?