Finlandia – HMC/Warner, 2009
Con su segundo álbum, Chisu se las arregló para curar el trauma que venía amenazando a la escena musical finesa durante décadas. Finalmente, Finlandia, la tierra de la punzante y oscura energía rockera, había alumbrado una artista de pop moderno que lo tenía todo. En Vapaa ja yksin Chisu dejó claro que poseía todas las herramientas necesarias para dejar huella en el pop finés, tanto artísticamente como en el plano comercial; talento compositor, habilidades en la producción, voces grandiosas y –lo más importante de todo– una hermosa voz con personalidad propia, todo en una sola persona. A lo largo de diez canciones, Chisu navega entre capas de oscuro melodrama hacia tonadillas aparentemente luminosas y divertidas, sin miedo a tocar los extremos. ¿Quién dice que no puede uno ser patético, estar locamente enamorado, lleno de dolor y atontado por completo al mismo tiempo? Eso parece preguntar a quienes la escuchan. Disfrutar de su colección de hermosas canciones, impregnadas de una tristeza duradera y dulce, es un juego arriesgado y entretenido, que puso patas arriba el pop finés, un género que hasta el momento se sostiene casi exclusivamente gracias a corajudas intérpretes, muchas de ellas inspiradas en Chisu.
Este texto es parte del informe 120 discos nórdicos indispensables.