La serie de discos Late Night Tales es una buena manera de adentrarse en la esencia de diversos artistas. En esta ocasión se trata de abrir la puerta del mundo sonoro de una creadora brillante, libre e inclasificable como la danesa Agnes Obel.
Qué: Disco (Night Times Stories)
Late Night Tales ya es una marca consolidada de discos curados por artistas de prestigio. Ahora le toca el turno a Agnes Obel, que ofrece uno de los álbumes más interesantes y sugerente de la serie. Y es que la artista danesa, una brillante espeleóloga de la materia clásica, contando con la colaboración de su pareja, Alex Brüel Flagstad, se destapa como este recopilatorio como una persona de espíritu lo suficientemente inquieto como para reivindicar a la visionaria griega Lena Platonos, dignificar a titiriteros de la grandilocuencia synth-pop como Yello o a transportarnos a un viaje de bossa nova cubista de la mano de Eden Ahbez.
En su ruta tampoco faltan clásicos como Henry Mancini o malditos como Lee Hazlewood, además de un surtido exquisitamente cromático donde se mezcla el corazón kraut de Can, coros de voces búlgaras y uno de los tantos momentos esplendorosos en la carrera de Nina Simone.
Pero lo más fascinante de todo es cómo Agnes tira de ego y le echa bemoles para insertar también música de su propia cosecha: una terna de muestras preparadas especialmente para la ocasión, donde su búsqueda de la belleza atonal alcanza el éxtasis desde el recogimiento en piezas, a medio acabar, como Bee Dance (Things Falling Apart); pero, sobre todo en Poem Of Death, spoken word donde demuestra un vibrante aplomo vocal mientras proporciona un renovado escenario expresivo a la poeta danesa Inger Christensen.
En resumen, si como música Agnes Obel es de cinco estrellas, como gourmet ya es de Guía Michelin.